Espigas: su peligro con el buen tiempo

Con el buen tiempo llegan largos paseos con nuestro perro que hay que saborear. Ellos disfrutan de nuevos olores, curiosean todo a su alrededor y nosotros podemos desconectar de cualquier problema, estando en el aquí y ahora. ¿Se puede pedir más? Eso sí, tenemos que tener algunas precauciones para que nada nos estropee nuestro paseo, como por ejemplo las peligrosas espigas.

Aunque a nosotros las espigas nos puedan pasar desapercibidas, lo cierto es que hay que tener mucho cuidado con ellas porque para nuestros perros sí que pueden resultar peligrosas. Pueden clavarse en la piel, las orejas, ojos o nariz de nuestros perros y, a veces debido al pelaje, es fácil no darnos cuenta de que están clavadas. Si permanecen mucho tiempo en zonas sensibles pueden llegar a tener graves consecuencias.

Si encontramos la espiga a medio clavar en la piel o clavada pero sin inflamación, podemos extraerla nosotros con mucho cuidado con unas pinzas desinfectadas previamente. Si se trata de nariz, oídos u ojos, no la toques y lleva a tu perro al veterinario

REVISA LA PIEL DE TU PERRO

Lo más común es que se claven en las axilas o las almohadillas de las patas. En los meses de primavera y verano, es una buena idea revisar con frecuencia la piel de nuestro perro. Esto también nos ayudará a detectar posibles parásitos, otro importante peligro que trae consigo el calor. Si encontramos una espiga y está clavada limpiamente y sin rastro alguno de infección, podemos retirarla nosotros mismos y vigilar que no se lama la zona afectada, pero ante cualquier complicación, como que la zona ya esté inflamada, debemos acudir al veterinario

El verdadero peligro de las espigas es que se introduzcan en algún orificio, especialmente los ojos, los oídos o la nariz. En concreto, los ojos son un foco extremadamente delicado, pues el perro puede correr el riesgo de perderlo.

Xouba

SEÑALES DE ALARMA

  • Constantes estornudos y tos
  • Moqueo continuo incluso con sangre
  • Intentos de alivio moviendo la cabeza de un lado a otro
  • Rascado constante
  • Torpeza al moverse
  • Bultos en la piel o las almohadillas
  • Cojeo
  • Gemidos y nerviosismo

MEDIDAS SENCILLAS DE PREVENCIÓN

Como más vale prevenir que curar, las principales recomendaciones de cara a la primavera y el verano son; elegir bien la zona de paseo y acostumbrarnos a la rutina de cepillar a nuestro perro a fondo al volver a casa, así como revisar sus patas, ojos, orejas y nariz, especialmente.

La idea es que podamos disfrutar de esta época tan bonita de buen tiempo con agradables paseos, ¡qué bien merecidos los tenemos!

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