Bienestar, estrés y adaptación del perro para personas con Autismo

El Bienestar de nuestros perros es un aspecto fundamental, la base de todo el proceso y algo que cuidamos cada día. Vacunas, alimentación de calidad, revisiones veterinarias, pruebas de displasia previas a entrar en el programa de entrenamiento, higiene… Son numerosas las acciones y recursos destinados a este aspecto pero ¿Y qué hay más allá de la salud física? 

En las formaciones a familias usuarias siempre me gusta recordar que cuando hablamos de perros de asistencia, la palabra «perro» va delante. Es importantísimo no olvidar que no son máquinas y que son una gran responsabilidad, un miembro más de la familia.

Una vez que la familia entiende esto y comprende cómo cubrir las necesidades de su perro todo funciona mejor porque el perro se siente mucho mejor y porque la familia entiende qué cosas debe esperar de él.

Elegimos trabajar con labradores por su gran capacidad de adaptación, sus sensibilidades medias y por lo mucho que, en general, disfrutan de la compañía de las personas. Estas características marcan una gran diferencia en todo el proceso. Hasta los dos meses permanecen con su madre y hermanos, la mayoría pasan su primer año de vida con una familia educadora voluntaria, al año (si las pruebas de salud y temperamento van bien) empiezan a trabajar con el equipo de entrenadoras. Tendrán, como mínimo, dos guías antes de que empiece el acoplamiento. En torno a los dos años de vida pasarán a formar parte de la familia de una persona con TEA. Esto hace un mínimo de 5 familias, 5 referentes a lo largo de su vida… ¿Crees que otras razas podrían hacerlo con la estabilidad del labrador?

Son una raza muy especial y esta capacidad de adaptación les hace salir bien parados de lo que para un pastor o un border collie sería un gran problema pero… ¿No se estresan los labradores?

¡Claro que sí! Incluso cuando parece que no, cuando les ves con su nuevo referente jugando, comiendo y moviendo la cola, sabemos que algo de estrés hay. Los primeros meses de acoplamiento son FUNDAMENTALES para la adaptación. Es en este momento, cuando todas las personas quieren ver al niño con TEA junto a su perro, cuando nosotras siempre decimos «Atentos que el perro juega en desventaja, es momento de cuidarle a él porque aunque parezca que está perfectamente… ¡No es una piedra!»

Es muy habitual que las familias nos llamen las primeras semanas porque a las 72 horas de irnos las entrenadoras tengamos otitis, gastroenteritis (fruto de la bajada de defensas por estrés), Impulsividad o incluso alguna reacción de miedo… Porque aunque no lo parezca, el estrés está ahí y es momento de cuidar más que nunca al nuevo miembro de la familia.

¿Y qué pasa si el estrés no baja? ¿Puede el perro no llegar a adaptarse?

Hasta este año no habíamos visto ningún caso de este tipo pero con más de 30 perros de asistencia trabajando a nivel nacional con personas con TEA las probabilidades de que aprendamos cosas nuevas son muy elevadas. Este año retiramos una perrita por no superar el estrés inicial. En calle trabaja de maravilla pero en casa muestra signos claro de estrés. Es una decisión importante pero la familia está completamente de acuerdo y quieren lo mejor para ella.

A veces querer también es dejar marchar…

El proceso es el siguiente: 

  1. Damos un máximo de 4 meses para valorar si el estrés realmente no reduce. En estos meses se dan pautas y estrategias para mejorar la situación. No se presiona al perro y se trabaja en los contextos en los que se siente cómodo.
  2. Si la situación no mejora pese a los esfuerzos del equipo y la familia, se analiza la situación y se toman medidas.

En función del análisis de la situación concreta las medidas podrían ser, entre otras:

  • Más seguimientos domiciliarios para trabajar los aspectos concretos que generan malestar (casos leves)
  • Retirada temporal del perro para desensibilizar aquellos estímulos que le producen estrés (si esto fuese posible)
  • Retirada definitiva del perro de asistencia (y entrega de un segundo perro, en caso de que la familia haya seguido las pautas dadas).

La responsabilidad de la asociación es velar por el Bienestar del perro y es por eso que en todos los seguimientos se evalúa este aspecto. Para detectar signos tempranos y poder evitar una retirada definitiva. Pero, si a pesar de todos los esfuerzos el perro no se siente cómodo, la prioridad es su Bienestar y debe salir de casa.

No es una decisión fácil pero los que cuidamos de seres vivos sabemos que nunca lo es. Por supuesto que la familia lo echará de menos pero, como hemos dicho antes, a veces querer es dejar marchar.

Tras una retirada así, sólo nos queda evaluar la recuperación de la perrita y valorar si, en otro entorno podría ser un buen perro de asistencia. En caso contrario, buscaríamos una familia adoptante que la cuide y la quiera para toda su vida.

¿Significa esto que la familia lo ha hecho mal o que la persona con TEA ha sido brusca? 

En absoluto, nuestras familias cuidan a sus perros como un miembro más de la familia. La elección de qué perro acompañará a qué persona se hace teniendo en cuenta a ambas partes del binomio (niño-perro) pero un cambio repentino en la conducta de la persona en el momento del acoplamiento podría ser demasiado para un perro estresado por el mero cambio de familia. Si estos cambios ocurren una vez el perro está vinculado la situación sería muy diferente.

Trabajar con seres vivos es tener en cuenta sus emociones y cuidarlos. No son como ordenadores que puedas programar. Si bien la experiencia nos permite tomar decisiones técnicas con un gran grado de acierto, no podemos olvidar que es con seres vivos con lo que trabajamos y, por tanto, siempre hay un grado de riesgo en la adaptación.

¿Te ha parecido interesante? ¿Quieres aprender más sobre este tema?

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